martes, 29 de enero de 2008

Avestruzzzz....

El miedo suele ser un mal bastante común por estos tiempos. A mi me pasó también. Un día, desperté y lo vi. Estaba ahí sentado a los pies de la cama. Me miró fijo. Me escudriñó de arriba hasta abajo, casi casi hasta la punta de los pies. Un escalofrio recorrío su extraño cuerpo y ahi mismo entendió. Supo que sólo una cosa podría insertar el miedo en mi. Y ahí mismo la buscó, la trajo, me la presentó y desde entonces lo veo en todos lados. Le escapo, lo enfrento, lo derroto y lo miro tendida bajo la suela de sus pies cuando él tiene la victoria. Su nombre no importa; ni su edad. No creo que tenga nombre, ni sexo, ni edad, ni tierra. Simplemente es, aparece y desaparece, pero siempre está ahi, pisandome los talones, buscando encontrarme y aburrirme. Pero rara vez lo logra... mientras la imaginación, el misterio y el amor existan, no logrará cautivarme lo suficiente. "Quiero permanecer un misterio para mi y para los demás", dijo Luís II en un tiempo remoto, y creo que encontró un tesoro... es la única forma de derrotarlo.

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