La búsqueda es contante. Gira, rueda, se arruga y vuelve a girar. No importa dónde, cuándo, con quien ni por qué. La búsqueda es independiente hasta de mi propia razón. Navega por mis venas, por mis átomos y más allá de ellos también. No me importa, no me ayuda, no me sigue ni me aporta nada. Sólo busca. Persigue aquella diminuta luz que vive en alguna de mis células y la sigue. Esa es la única que importa, es por esa pequeñísima parte de cada organismo por lo único que vale la pena existir, respirar, amar y pensar. Es el inicio, el impulso, el origen de todo lo que se oculta tras tanto maquillaje orgánico.
Una voz me saca...............................................................................................................
-¿estás haciendo lo que tenés que hacer?-
Respondo fuerte y claro: Estoy en eso.
