A medida que los años pasan hay algo que voy perdiendo. Esa frescura, inocencia o credulidad que me caracterizaba se moldea acorde a las nuevas experiencias que incorporo cada día. Esta situación se manifiesta claramente en un hecho: dejé de prestarle atención diaria a mis sueños. No a los sueños como aquello a lo que se aspira, no no. A los sueños literalmente, a dormir y soñar, a la actividad que realiza nuestro cerebro/mente/cuerpo cuando reposa. Realmente creo que hay un vacío conceptual con respecto a este tema, considero que dejamos de indagar en ellos, de tomarlos en serio, y creo que la racionalidad y la constante desmitificación del mundo, típica de nuestra era, tiene mucho que ver con esta situación. Creo que el mundo sería mejor si se volviera la mirada hacia los sueños. Y hacia ahí voy, comenzando en tres, dos, un...........
