lunes, 29 de junio de 2009

y esa tarde, llovió.

Me recosté un minuto, después de verme un rato al espejo llegando a ese punto donde tu propia cara te parece extraña. Después de unos días agitados, decidí frenar. Pensaba y veía pasar una tras otras las palabras en mi cabeza. El sentimiento era el mismo para todas: paz, quietud, tranquilidad. En un momento me di cuenta que tenía los ojos abiertos, aunque no veía ni miraba nada más que imágenes dentro de mi... y nada era demasiado claro ni demasiado confuso, todo pasaba como en cámara lenta, sin sentido aparente, sin un significado que descifrar, simplemente ahí estaban sentimientos, pensamientos, ideas, no ideas, imágenes, sonidos, luces... jugaban entre sí mientras yo no estaba juzgandolos.