jueves, 17 de septiembre de 2009

Poesía una tarde de lluvia

El barrio de Flores no me resulta agradable. Menos, un día de lluvia, cuando la mugre corre con el agua por las calles, los autos parecen acelerados y la gente agitada, camina más rápido que de costumbre y mirando menos al de al lado. Movida por las ganas de llegar, crucé la plaza Flores y las vías. Ahí nomás, a orillas de la estación se alza la casona que alberga en sus salones al Centro Cultural Marcó del Pont. Encontré a una amable mujer, que accedió a mi entrevista y entre preguntas y respuestas fue develando los secretos de las actividades del lugar. Casi finalizada la reunión, me invitó a participar del "taller de narración" que, casualmente, estaba por comenzar. Sin pensarlo dije "si" y entonces comenzó la magia. Reunidos en un salón aguardaba un grupo de poetas. Al verme, ella, rubia y radiante, me elogió mi sonrisa, sin saber que yo había quedado enamorada de la suya. Era una mujer adulta, de espíritu jóven y mirada transparente que me invitaba a pasar, casi como si conociera la necesidad de mi alma. Su nombre, Inail, sonaba en mi cabeza tan dulce como su imágen. ......................................................................................................................................... Nos sentamos en ronda, me presenté diciendo mi nombre y apellido. Me sentía pequeña y tímida ante ellos. Había dos mujeres y tres hombres. Eran todos grandes, triplicaban mi edad. Y yo ahí, sentada y mirándolos, no podía dejar de sonreir. Luego de las presentaciones y de que hablaran brevemente de sus realidades actuales, le tocó a una de ellas comenzar. Recitó maravillosamente un poema de su autoría. Luego siguió Marta que hizo volar mi mente a un "almacén de ramos generales" con un sinfin de detalles y un tono tan dulce que me hizo desear haber estado allí. Apenas pude reponerme de su impacto cuando fue el turno del hombre de cabellos y barba blanca. Su poema y su interpretación me erizaron la piel y el alma. Podría escribir un libro describiendo lo que me generó... pero no es el momento, pues aún hay mas. Siguió otro hombre. Su tez morena y su prolijo semblante me llamaron la atención desde el primer momento. También recitó exquisitamente, dejando salir con sus palabras, tanta verdad que se percibía en el aire y el espíritu parecía salirseme de felicidad........................ Para cerrar, un señor alegre, que supo hacerme reir con sus comentarios a lo largo de la reunión, cantó un tango, casi casi recitado, que terminó por quebrar mi enteréz. /// Todos habían regalado algo de sí para los demás allí y yo, sentía no tener nada para darles. Inail me miró y me pidió una impresión, unas palabras que describan lo que me había parecido, algo. La habitación se volvió enorme y las miradas, casi suplicaban una sentencia. Yo no sabía que decir. Tenía un sinfín de sentimientos anudados en la garganta que no permitían salir ninguna palabra. Aún así me obligué a hacer un esfuerzo y me salió un - yo, que les puedo decir... es que me voy muy felíz...- y eso fue todo. Antes de que pudiera decir más, una lágrima de emoción contenida corrió atrevida por mi rostro. Mi lado racional desfalleció de verguenza ante aquel gesto pero me fue imposible contenerlo. Algo dentro mío se quebró hoy... las palabras en su poesía lo hicieron. Me sentí tonta, frágil, pequeña .............................................................................. Después de ahí todo fue más fácil. Recitaron un poco más para mi, dí las gracias y sentí que no debía decir nada más. Y es que realmente no hay palabras para describir tanto arte... ¿acaso hay algo que decir cuando se está cara a cara ante el misterio que encierra un poema?